La lucha contra la delincuencia



La lucha contra la delincuencia en que aparentemente están empeñadas nuestras autoridades no ha tenido éxito y nunca podrá tenerlo: Es imposible derrotar a los delincuentes, sencillamente porque son como las moscas: se reproducen rápidamente y con la ventaja sobre estas que tienen inteligencia, por otra parte no son nada más y nada menos que otros individuos luchando por la supervivencia en este mundo nuestro, neoliberal, injusto y esencialmente cruel.

La única forma de terminar con la delincuencia es con la verdadera justicia, es decir que se requiere que todo ser humano pueda obtener los medios como para vivir una vida digna de vivirse. Los delincuentes en gran medida, según creo, se rebelan contra la injusticia de ver como unos pocos obtienen dinero que no podrían gastarse aunque vivieran 100 vidas sin trabajar y a ellos se les pagarían salarios de miseria si es que trabajaran, entonces optan por delinquir (esto lo escuché hace un tiempo de un pequeño delincuente de 10 u 11 años entrevistado en la televisión).

Hace más de 2000 años Confucio nos dejó el siguiente pensamiento con el que no puedo sino que estar completamente de acuerdo: 

“Los que gozan siempre de lo suficiente para mantenerse, disfrutan de paz interior. Quienes se ven sumidos en la miseria pierden esta paz interior y no hay maldad de la que no sean capaces: violarán las leyes, pervertirán las costumbres, eliminarán de su corazón todo buen sentimiento, se entregarán a todos los vicios. Si se espera a que el pueblo llegue a esta situación para reprimirle con castigos, no se hace más que prepararle una trampa. Un príncipe lleno de virtud y bondad no puede preparar trampas a su propio pueblo”.

En nuestros tiempos de feroz neoliberalismo apareció otro tipo de delincuencia y maldad, la de aquellos que nunca satisfacen sus ansias de acumular dinero y riquezas en general y esto sin miramientos para pasar por sobre los derechos de los demás y por sobre las leyes.

De los primeros digo que son hijos de la miseria, en tanto de los segundos que lo son de la codicia y no nos engañemos, son estos últimos los que causan los más graves daños y en todos los aspectos de nuestra vida en sociedad.

En vista de los antecedentes expuestos y de lo que hacen al respecto de “la delincuencia” nuestros gobernantes y prácticamente todos los llamados a conducir al pueblo hacia una sociedad cada vez mejor, me pregunto ¿Nuestros gobernantes y administradores de nuestros recursos son o se hacen? ¿Son o se hacen los ignorantes de la verdad expuesta por Confucio?

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